El 60% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero provienen del uso de energías, según la ONU. Cada vez son más las personas que no solo buscan la opción más barata para sus hogares, sino la más sostenible. ¿Es posible apostar por la sostenibilidad? ¿Conviene gas o electricidad?
Tener una casa eficiente y sostenible significa, en gran parte, que el consumo innecesario de energía este reducido lo máximo posible. Además, se busca disminuir las emisiones y la demanda de recursos no renovables. Si bien instalar sistemas de energías verdes en nuestra vivienda puede ser un tanto costoso, de primeras, ya que instalar paneles solares puede costar entre 600€ y 800€ por metro cuadrado.
Gas natural o electricidad, esa es la cuestión…
Para determinar cual alternativa genera menos contaminación, primero hay que tener en cuenta en qué ámbitos se pueden comparar la luz y el gas. Es decir, como se “alimenta” por ejemplo la calefacción y el agua caliente de mi vivienda. Solo así podremos ver qué opción es más sostenible.
Si analizamos la calefacción eléctrica, una de sus grandes ventajas es que tú decides cuándo y cuánto climatizar tu casa. Tener radiadores independientes te da la posibilidad de aclimatar el espacio cuando lo vayas a utilizar. Además no requieren de complejas instalaciones y mantenimientos. Por lo tanto si optas por una compañía de luz que sea 100% renovable, estarás consumiendo energía limpia y respetuosa con el medio ambiente.
Por otro lado, una de las desventajas más visibles es el elevado consumo que generan si su uso es prolongado y muy recurrente. Si bien en la actualidad existen radiadores de bajo consumo, se vuelve más difícil climatizar espacios grandes o con mala distribución.
La calefacción a gas proviene del gas natural, energía que aún está puesta en duda de cuán “verde” es realmente. Asimismo su consumo es menor comparado con la electricidad y garantiza la calefacción de superficies más grandes. Además de calentar la vivienda de forma más rápida, ya que el gas llega hasta los radiadores y calienta el agua que está dentro de estos.
Lo negativo es que su instalación suele tener un mayor coste, es más complicado que en las calefacciones eléctricas. A su vez requiere de mayor mantenimiento, además de una revisión periódica tanto de la instalación, el suministro y la caldera de gas; por ende más dinero.
En conclusión, la opción indicada dependerá bastante de cómo es la casa de cada uno. Partiendo de la base de que no todos tienen el mismo presupuesto para gastar.
Consejos para ahorrar en casa, tengas gas o electricidad
- Si tus necesidades de climatización son puntuales, utiliza calefacción eléctrica. Podrás ahorrar más.
- Los radiadores no son secadores de ropa, por lo tanto no pongas encima de ellos nada. Lo único que sucederá es que aumentes tu consumo.
- Cambiate a una compañía de luz 100% renovable. Solo energías verdes.
- Si tienes gas, cierra los radiadores de las habitaciones que no estén vacías o que no sean frecuentes con normalidad.
Margarita Colombo Hiriart