La Organización Mundial de la Salud (OMS), ha advertido que hacia 2025 existirán
7 millones de niños menores de 5 años con sobrepeso si no se reeduca en materia alimentaria. Por otro lado, la Agencia de Salud Pública de Barcelona informa que alrededor del 13% de niños catalanes de entre 8 y 9 años ya sufren obesidad infantil. La clave estaría en lograr una alimentación infantil sostenible.
Ante estos datos, hablamos con Ana María Dunjó, directora y docente del Centro
Educativo Badalonès. Este centro, ubicado en Badalona (Barcelona), es pionero en implantar normativas que potencian los valores de desarrollo y sostenibilidad entre todos los docentes y alumnos que forman la comunidad educativa. Siendo la alimentación escolar uno de sus puntos clave.
Uno de los principales objetivos de vuestra escuela es impartir valores saludables entre los alumnos, ¿De qué manera se aplica esto en vuestra escuela?
«Nosotros, desde siempre, hemos promovido el deporte a través del básquet.
Tenemos docentes muy comprometidos con ello. Con el creciente sedentarismo de
la población, es una motivación para los jóvenes. Desde realizar salidas con el
seminario de educación física, hasta cualquier motivo que signifique moverse y
ganar conciencia de que esto es importante para la salud.
Hemos hablado de la parte del deporte, pero también, de la alimentación. Nosotros
tenemos cocina propia desde hace mucho tiempo, con unos estándares de calidad
que están validados por la norma ISO».
La norma ISO: ¿En qué se basa concretamente? ¿Y cómo se aplica dentro de
la escuela?
«Concretamente la 9001, es la de gestión de sistema de calidad. A grandes rasgos, se definen todos los procesos de la escuela. Y lo que busca esta norma, es la mejora continua. Engloba todas las etapas escolares, y también, el servicio de comedor. Poco tiempo más tarde llegó lo de escuela saludable. Actualmente, tenemos integrados los dos sistemas».
¿Es la alimentación saludable al mayor reto al que se enfrentan las escuelas?
«Sí, entre otros retos más. Nosotros introdujimos la proteína vegetal. El tema de la obesidad lo intentamos detectar a tiempo. Promovemos el consumo de fruta, y el programa de la Generalitat de Catalunya: Fruita a l’ escola, así como las hortalizas y verduras, también. Los fritos han sido eliminados».
«Nos encontramos con muchos niños que, en casa, es donde no comen saludable y creo que se debe a una falta de cultura nutricional. Nuestros menús se elaboran a base de las recomendaciones de una nutricionista porque para nosotros la alimentación es una necesidad que tiene que ser sostenida en el tiempo. Solamente si equilibramos seremos más sostenibles y si hay conciencia vamos por buen camino. Pero encuentro que falta esta conciencia, en general».
¿Qué falla o se debe mejorar en el sistema educativo para que todas las escuelas puedan aplicar por igual normativas sostenibles? ¿De qué dependerá su avance?
«Cuando nosotros planteamos proyectos medioambientales, lo hacemos mirando nuestro entorno. Yo creo que se tienen que hacer acciones educativas de entorno y proximidad. Y si queremos que nuestros estudiantes sean ciudadanos comprometidos con la preservación del medioambiente, desde las escuelas, tenemos que promover acciones directas en el propio territorio. El cambio comienza por uno mismo», concluye Ana María Dunjó, directora y docente del centro educativo.
Anaïs Batanero